mércores, 12 de novembro de 2008

xeometría


buscá
bame
entre
os vivos
para
resuci
tarme
a min
mesmo
des
cifrando
tódolos lugares
onde habitei
ata quedar desmemoriado,
tentando atrapalas sombras
ata chegalo espanto,
mentres ía esquecendo o soño
e o soño mudaba de min
tentando unha nova definición,
que imaxinaba ao soprar
na palma da miña man
pensando nunha idea,
renunciar ao réxime das paixóns,
e a toda esperanza quimérica,
e así refaciame
ata o cansanzo,
retendo o aire ata a asfixia
para soltalo aos poucos
e prolongalo debuxo
que trazara no espazo,
o mundo onde desexei ir,
nun día que non puiden
descifralos camiños,
ata deixar de sentir
o pulso das monecas,
os meus beizos
orfos e fríos.
A choiva lavaba a miña cara
póstuma, alugada durante anos,
quedando alí tendido
diante da mirada dun gato
que tentaba cazar algo
que saia do interior de min
perdéndose entre as arbores,
créndome ao fin libre
de toda servidume.

2 comentarios:

Anónimo dixo...

Non che parece que deberías descansar un pouco, vas acabar coa alma rapas, de seguir así semella o que eu alomenos non podería calcular.
a,e,i,o,u.

Anónimo dixo...

Cuando se refiere a espanto, que quiere decir, a lo mejor asustarse de una cosa por su magnitud o que era enorme lo que sentía la persona o por otro lado miedo a lo que estaba sucediéndole, o mismo impresión del momento que relata y vive, así también parece ser cuando dice régimen de las pasiones incluye directamente al de la servidumbre y hace suyo el genero del conocimiento, que no es otro que el de la imaginación. Creo no equivocarme para decir que esto que escribe es una dedicación a Espinosa, dirá fácil de adivinar pues la cita principal de su blog es suya, si es así, tenga en cuenta que en primer lugar la alegría y la tristeza son las dos pasiones fundamentales de las que se derivan todas las demás. La alegría consiste en pasar de una perfección menor a otra mayor, y, por consiguiente, es una expresión de una expansión de nuestro ser; mientras que la tristeza es el paso de una perfección mayor a otra menor, y, por tanto, es un repliegue de nuestro ser. Las pasiones alegres son siempre buenas, cualquiera que sea su grado, porque son prueba del éxito de nuestro ser; las pasiones tristes son siempre malas, porque son prueba del fracaso de nuestro ser.
En segundo lugar, las pasiones nos apartan de nosotros mismos, de los demás y de Dios.
Como le digo, vivir bajo el régimen de las pasiones es vivir bajo el régimen de la servidumbre. Pero el hombre puede liberarse, así creo entender el final de esta construcción poética cuando deja escrito: “creyéndome al fin libre de toda servidumbre”.
Profundo para los tiempos que vivimos.
Reciba un abrazo.
Un despistado.